Las pinturas son especiales.
Nos remontan y dan memoria del pasado - añoranzas y nostalgias.
Otras nos despiertan curiosidad y, metiéndonos en sus imágenes, a modo de penetrar en un espejo mágico, nos permiten soñar despiertos, crear, transformar y enriquecer nuestra imaginación de tal manera que, un estado crepuscular prevalece sin ser luz ni sombra, ni sueño ni vigilia.
Y es ahí donde - los que a veces intentamos escribir algo - en la combinación de un mundo real y también abstracto, logramos volar sin alas y ser ricos sin oro.